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martes, 29 de octubre de 2013

Los Santos de Ocentejo

Doce de la madrugada, Ocentejo, un chiquillo pueblo de la alcarria manchega. La noche del día 1 de noviembre llega a la primera villa del territorio español que es bañado por el extenso y caudaloso Tajo. Famoso por su misterioso y enigmático castillejo, del que se ha escrito e investigado en numerosas ocasiones por su oscura procedencia y bastimento templario, hacia el pueblo van por el camino de El Santo, donde se sitúa la cruz en homenaje a los caídos en la Guerra Civil, los más jóvenes habitantes del pueblo.
Ellas caminan despacio y acompasadamente por el perfil izquierdo
de la calzada, vestidas de luto con negro velo. Ellos, de manera simétrica, caminan por el lado derecho, con oscuros trajes y portando azadas y azadones de diferentes tamaños sobre los que se apoyan. Iluminan el corto pero sinuoso camino que les dirige desde la cruz hasta la plaza de la iglesia los cirios que los dos grupos divididos llevan en sus manos.