Doce de la madrugada, Ocentejo,
un chiquillo pueblo de la alcarria manchega. La noche del día 1 de noviembre
llega a la primera villa del territorio español que es bañado por el extenso y
caudaloso Tajo. Famoso por su misterioso y enigmático castillejo, del que se ha
escrito e investigado en numerosas ocasiones por su oscura procedencia y
bastimento templario, hacia el pueblo van por el camino de El Santo, donde se
sitúa la cruz en homenaje a los caídos en la Guerra Civil, los más jóvenes
habitantes del pueblo.
Ellas caminan despacio y
acompasadamente por el perfil izquierdo