Enlazando con nuestro anterior artículo en el que
hablamos sobre la presente China y sus cambios sociales, hicimos hincapié
en lo importante que está siendo para esta sociedad la comunicación
internacional y el aperturismo social que se está generando con otros países.
Países con los cuales no hace más de una década, el Estado Chino, hubiera
impedido cualquier tipo de contacto diplomático.
Sin embargo, estas relaciones tienen un factor
fundamental para el Estado de la Nación del “país del centro”, como se
autodenominan. Este factor es la expansión nacional de su I+D, y que
colateralmente beneficia en mucho su espectacular PIB.
La escalada de China en el ranking de gasto en
I+D, en el que iguala a Japón y ha
dejado muy atrás a Corea del Sur, se debe en parte a la inversión de la
industria extranjera en ese país.
Uno de los rasgos más visibles del nuevo mundo
multipolar es la internacionalización del I+D. Y este aspecto se tiene muy
encuenta en el país asiático. Atrás están quedando los tiempos en los que la inversión
exterior de EE.UU. en I+D era la predominante, convirtiéndose en el
“laboratorio” de occidente. La diversificación y globalización de la ciencia,
la tecnología y la comunicación permiten ahora que todas las grandes regiones
del mundo y, especialmente de Asia, se conviertan en los paraísos de la
investigación especializada, desbancando a EE.UU y la propia U.E.