Enlazando con nuestro anterior artículo en el que
hablamos sobre la presente China y sus cambios sociales, hicimos hincapié
en lo importante que está siendo para esta sociedad la comunicación
internacional y el aperturismo social que se está generando con otros países.
Países con los cuales no hace más de una década, el Estado Chino, hubiera
impedido cualquier tipo de contacto diplomático.
Sin embargo, estas relaciones tienen un factor
fundamental para el Estado de la Nación del “país del centro”, como se
autodenominan. Este factor es la expansión nacional de su I+D, y que
colateralmente beneficia en mucho su espectacular PIB.
La escalada de China en el ranking de gasto en
I+D, en el que iguala a Japón y ha
dejado muy atrás a Corea del Sur, se debe en parte a la inversión de la
industria extranjera en ese país.
Uno de los rasgos más visibles del nuevo mundo
multipolar es la internacionalización del I+D. Y este aspecto se tiene muy
encuenta en el país asiático. Atrás están quedando los tiempos en los que la inversión
exterior de EE.UU. en I+D era la predominante, convirtiéndose en el
“laboratorio” de occidente. La diversificación y globalización de la ciencia,
la tecnología y la comunicación permiten ahora que todas las grandes regiones
del mundo y, especialmente de Asia, se conviertan en los paraísos de la
investigación especializada, desbancando a EE.UU y la propia U.E.
Como hemos explicado, en estos nuevos términos es
la nación china la que destaca por sus cifras. Su inversión en investigación y
desarrollo se ha multiplicado por 10 en la pasada década y alcanzó los 115.197
millones de euros anuales, una cifra que, en términos de equivalencia de poder
adquisitivo, supone la mitad de la misma inversión en los 27 países de la Unión
Europea.
Estos datos, extraídos del informe de la Comisión
Europea sobre Cifras claves en Ciencia, Tecnología e Innovación de 2007,
advierten que de continuar estas tendencias de aumento, se esperaba que China
alcancese a la UE en 2009 en términos de intensidad de I+D medida en porcentaje
de la inversión en relación con el producto interior bruto. Hecho que, a
nuestra actual fecha ya ha sucedido.
En consecuencia, China se ha convertido en uno de
los 5 países con mayor afluencia de inmigrantes españoles licenciados en busca
de trabajo. Y no solo de profesionales formados, sino de estudiantes
universitarios. De hecho, la lista de becas solicitadas por españoles para
estudiar en China al Ministerio de educación de China (MOE), está colapsada y
en lista de espera desde 2010, siendo nuestro país el que mayor número de
plazas solicita de los 27 países miembros de la Unión Europea.
Aunque con mucho que cambiar a nivel
socio-cultural, como analizamos en nuestro anterior artículo, a la sombra de
estas circunstancias, hemos de ser conscientes de que el gigante de Asia no se
trata solo de la denominada fábrica de bajo coste del resto de occidente, si no
de uno de los países del futuro, y del presente, de la ciencia y de los investigadores.
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