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martes, 5 de marzo de 2013

Egos de educación



"La ciencia no es actualidad". Esta es la frase lapidaria que escuchamos alumnos en la realización de una práctica en la facultad de la información. Y lo cierto es que el contenido de la frase es lo menos importante. El peso negativo de esta no se lo llevó la expresión, sino las formas. La que adjetivada es prepotente y egocentrista. Propia del profesorado universitario actual.

La falta de tacto, por ende de educación, es una nota constante en el diario del calendario de cualquier alumno de la universidad pública española. Un error que se ha de corregir, porque estos mismos que detentan el poder educativo, exigen educación como pago a sus enseñanzas. 

Con  estas palabras no se quiere llegar a transmitir la conclusión de que el alumnado sea ejemplo de esta misma educación y de profesionalidad. Pero ¿Cómo puede responder uno de estos cuando, al intentar entrar a clase, se la encuentra atrancada con una silla? La respuesta es la prepotencia.

Sin embargo, nos hemos desviado de la propuesta inicial, aunque nos sirve de ejemplo para enmarcar la propuesta. Si la ciencia no es actualidad ¿qué si lo es? ¿Quién marca lo noticioso de la actualidad? ¿Los medios a través de la agenda setting y el frame informativo? No. la actualidad en el caso que nos ocupa lo marca el egocentrismo de un profesorado mediocre. Cuyos argumentos van a misa.El mismo profesorado que reconoce que la ciencia no puede ser considerada actualidad, pero que un día más tarde explica que un buen informativo a de contar con diversidad de contenidos en sus noticias. ¿Será casualidad que todos los grandes medios impresos y digitales cuentan con una sección dedicada a la cultura, la ciencia, la tecnología? y sin olvidar, por supuesto, el peso de la información deportiva en nuestro país.

En esta línea, por ejemplo, no debemos tampoco obviar que cada vez existen más medios profesionales y no profesionales en la red especializados en la inforación  en la interpretación de esta en un solo campo. Sea este la ciencia, el deporte, la automoción o la agricultura. Pero la educación de uno lleva a no argumentar lo dicho contra la opinión única del profesorado. Su conocimineto es más extenso que le propio. Aunque lo creo más en la figura de su ego.

La lucha de egos en el ejercicio de la educación es preocupante. Preocupante porque lo menos importante al parecer para estos es que su alumnado reciba conocimiento útil para su profesión, sea esta el ejercicio del periodismo, como es el caso, o la medicina. Lo que prima es que su supuesta superioridad quede manifiesta en su presencia. Aunque más tarde tenga que quitarse la razón que se dieron al principio.

El resultado de esta situación es que el diagnóstico de la educación española universitaria es de grave enfermedad. Y quien lo sufre en su máximo exponente es el alumno.

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