28 de febrero
de 2013, la fecha que marca la renuncia de un Papa, un hecho histórico,
que no había vuelto a ocurrir en la historia vaticana desde hace 7 siglos.
Y tras la
crónica informativa, llena de sombra y misterios, de la que hemos sido testigos
tras tan sorprendente acontecimiento, otra fecha vuelve a cruzar nuestras
agendas y nos lleva a prestar atención a lo que va a ocurrir tras los muros de
la Capilla Sixtina. El segundo
cónclave del tercer milenio, del que saldrá el sucesor de Benedicto XVI,
comenzará el próximo martes 12 marzo.
Pero ¿qué es
un cónclave papal? ¿Cómo funciona y cómo se elige al nuevo líder espiritual del
catolicismo? Analizamos funcionamiento de la reunión cardenalicia en base a sus fases y contexto. Así que sin
más dilación ¿de dónde y cuándo procede la costumbre del cónclave?
Cónclave (Con
llave del latín Cum-Clavis)
Vigente
desde el II Concilio de Lyon (1274) firmado por Gregorio X. Y esto es así porque tras la muerte del Sumo Pontífice
Clemente IV, la elección del nuevo Papa duró tres años, la más larga hasta el
momento. Así, hubo que encerrar a los cardenales en el Palacio Episcopal, y se
les dejó de suministrar alimento, excepto pan y agua. Los cardenales captaron
la indirecta y eligieron al citado Gregirio X.
Se convoca entre 15 y 20 días después de
que se haya certificado la defunción del Pontífice (Renuncia). En el cónclave,
sólo los cardenales menores de 80 años pueden elegir al nuevo Papa, si bien los
mayores participan de las reuniones preparatorias y pueden ser elegidos.
Se realiza en la fantástica y enigmática
Capilla Sixtina en absoluto secreto, no puede haber interacciones con el
exterior para que no se “contamine” de terceras causas la elección del nuevo
Santo Padre asistido por la fuerza del Espíritu Santo.
Es por ello que los cardenales se
mantienen totalmente aislados, hasta el punto de que se controla que no
ingresen, no solo en la capilla, sino en su llegada al Vaticano con móviles,
ordenadores u otros aparatos de comunicación. De hecho, en las celdas de la
Casa de Santa María, donde se alojan durante este periodo los cardenales
electores, están bañadas por la más grande de las austeridades. Armario, cama,
baño y ni televisión ni conexión vía cable con exterior.
¿Cuánto
puede durar el cónclave?.
A
su inicio, se estipula una duración de tres días con 7 votaciones. Si a los
tres días de cónclave no hay consenso se realizará una pausa de un día, tras la
cual se realizarán otros siete escrutinios en tres días, en lo que habrá otro
receso de 24 horas. La decisión debe estar tomada en no más de 12 ó 13 días
desde el inicio del cónclave según la Universi Dominici Gregis. Como dato
curioso, el cónclave más corto se realizó en 1503 en Roma, cuando en el primer
día exclusión, en la segunda votación fue elegido Julio II.
Cardenales electores y votación.
De los 183 componentes del colegio
cardenalicio, solo 117 tiene derecho a voto. Entre ellos, la institución
católica de nuestro país aporta a 10 miembros, de los cuales 5 cardenales
pueden ser los sucesores de Benedicto XVI:
Carlos Amigo Vallejo – Antonio María Rouco Valera – Luis
Martínez Sistach – Antonio Cañizares Llovera y Santos Abril y Castelló.
En cuanto a la votación, no existen
candidatos ni candidaturas. Cada cardenal da su voto por el componente
“favorito”, que considere sea el mejor pastor para la Iglesia. Para ello deben
escribir su nombre en un trozo de papel, de una forma lo más ilegible posible
para evitar que se reconozca la caligrafía de quien escribe. Al introducir el
voto en la urna, cada cardenal realiza un juramento en voz alta, dando fe del
acto de votación. El juramento reza así: "Pongo por testigo a Cristo
Señor, el cual me juzgará, de que doy mi voto a quien, en presencia de Dios,
creo que debe ser elegido".
Los papeles usados para la votación,
llevan inscritos en la parte superior izquierda el lema "eligo in Summum Pontificem". Una vez realizada la
votación, se sacan los papeles de la urna y, uno por uno, son leídos en voz
alta por el Camarlengo, Tarsio Bertone en este caso, y se perforan con una
aguja justo en la palabra “eligo”. A
estos se les encadena con un hilo de metal y se anuda, para asegurar que no
exista manipulación en el recuento.
Si no existe mayoría de tres cuartos de
los cardenales presentes para uno de ellos, se da por nula la votación. Esto
es, fumata negra.
Llegados a este punto, hablamos de la anunciación. Como hemos expresado, si
no existe acuerdo, el humo que sale por el lateral de la Capilla Sixtian será
negro, efecto que se consigue al mezclar los papeles con paja humedecida.
Por el contrario, el humo blanco es la señal de que la Iglesia
Católica ya tiene nuevo líder. La fumata blanca es conseguida por el efecto de
ciertos componentes de la tinta y el papel empleados en la votación.
Cuando el Papa designado acepta la
"elección canónica", el cardenal Protodiácono anuncia desde el balcón
de la Basílica la elección del nuevo Papa con la tradicional fórmula: "Nuntio vobis gaudium magnum: Habemus
Papam!".
¿Quién será el siguiente Papa? Todo un
misterio que empezará a resolverse este martes.
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