Publicaba esta semana el diario La Vanguardia la sorprendente historia del británico Graham, que tras un intento de suicidio fallido, insistió en que había muerto y se sentía como un zombi.
“Perdí el sentido del olfato y del gusto. No tenía sentido comer porque estaba muerto. Era una pérdida de tiempo hablar, ya que nunca tenía nada que decir”, describía Graham en un artículo publicado en la revista “New Scientist”, llegando incluso a querer instalarse en el cementerio ya que “sentía que tenía que estar allí. Era lo más cerca que podía estar de la muerte”.
Nada más lejos de la realidad, ya que a Graham le diagnosticaron tras estos acontecimientos un extraño trastorno mental denominado Síndrome de Cotard.
Este síndrome recibe el nombre de Doctor Jules Cotard, neurólogo francés descubridor del mismo. Lo denominó le délire de négation ("delirio de negación"), presentando sus investigaciones en una conferencia en París en 1880.
En dicha conferencia, Cotard describió el caso de una paciente (a la que dio el apodo de Mademoiselle X), que negaba la existencia de Dios y el diablo, así como de diversas partes de su cuerpo y de la necesidad de nutrirse. Más adelante, creía que estaba eternamente condenada y que ya no podría morir de una muerte natural.